¿Cuál
es la Ambición que posee Marcelo
Gallardo? ¿Acaso serán Riquezas? ¿Se
trata de Poder? ¿Simplemente Laureles y Trofeos?
El
Viernes 6 de Junio del corriente año, el ex jugador de River, hoy ya entrenador
en carrera, firmó un contrato de un año y medio con el equipo que lo vio nacer
futbolísticamente. A partir de este hecho, ha habido ciertas controversias por
el rendimiento que pueda llegar a otorgar un director técnico de poca
experiencia en el campo, ya que el club no se ubica en las mejores situaciones
si destacamos, más allá de que es el último campeón del fútbol Argentino, que
todavía posee una gran deuda que se arrastra de las anteriores gestiones
dirigenciales, y que tuvo que funcionar de manera limitada en el mercado de
pases. Sin embargo, ante las pequeñas
(no tan pequeñas) adversidades, al “muñeco” no le tembló la voz cuando decidió colocarse
el buzo de entrenador para estar a cargo del primer equipo de River Plate. Ya
habiendo terminado el campeonato, con un nuevo laurel en la vidriera, y un mundial
de descanso hasta el comienzo del nuevo torneo, pudo darse el lujo de imponer su propio estilo desde la pretemporada.
No fue muy difícil notar que en ese período tuvo la intención de hacer hincapié
en lo físico y lo grupal. Y aquí la sorpresa: la inclusión en el cuerpo técnico
de Sandra Rossi, una psicóloga deportiva especializada proveniente de ÁCUMEN,
un centro de entrenamiento físico mental.
Comenzado
el controversial Torneo de Transición 2014 (el cual no tendrá descensos), y con
las –simples- incorporaciones de Julio Chiarini (ex Instituto de Córdoba) y
Leonardo Pisculichi (ex Argentinos Jrs.); River comenzó a mostrar que Ramón Díaz
ya no era más el técnico. La mano del ex enganche se apreció rápidamente. A
través de un clásico 4-3-1-2, fuerte presión
en todas las zonas de la cancha, y un compañerismo
notable entre los integrantes del plantel, el equipo comenzó a tener estilo
propio. Un estilo Gallardista.
Representativo de este, es su pujante y competitivo ímpetu por dominar los
partidos y ser protagonistas. Característico por ser agresivo e impetuoso, logró también recuperar
personalidades apagadas, como el mismísimo Carlos Sánchez, quien tuvo un paso
fugaz por el Puebla de México, y que hoy es una pieza fundamental en el intenso
River Plate; o mismo generar un liderazgo fundamental en Pisculichi: Logró que
pase de ser una incorporación, a un refuerzo; luego de otorgarle la
responsabilidad que Marcelo poseía cuando le tocaba organizar el
ataque junto a Francescoli y Salas.
Pero
lo que más se puede rescatar es el funcionamiento colectivo de cada parte que
hace andar a esta “maquinita”. Desde Barovero, hasta Teo. Desde Mercado hasta
Vangioni. Desde Mora hasta Rojas. Una articulación grupal excelente debido a un
trabajo no solo futbolístico, sino que también de mentalidad fuerte. Y mentalidad
fuerte refiere a hechos, como la remontada de 8 partidos distintos, en donde el
“millo” arrancó perdiendo, y luego pudo dar golpes claves para recuperarse. Es
aquí donde también se ve el preciso trabajo de la Dra. Rossi. Gallardo, o mejor
dicho, el “Gallardismo”, el nuevo
estilo que se respira en el fútbol Argentino. Aquel que empezó a demostrar que
en el ámbito local también se puede hacer buena letra con la pelota durante los
90 minutos reglamentarios. Aquel que va en contra de la –últimamente muy usada -
doble línea de 4 para “cerrar un partido”; sino que se defiende atacando, presionando y haciendo más goles.
Luego
de 23 partidos donde el actual River Plate no conocía la derrota, y haber caído
de local ante un Estudiantes replegadísimo y en busca de puntos, debemos replantear
la pregunta: ¿Es la ambición del entrenador millonario la búsqueda de coronas a
cualquier costo? ¿O también habrá un deseo oculto de poder marcar un precedente
futbolístico a nivel nacional? Tiempo al tiempo. Tiempo al Gallardismo.